domingo, 21 de junio de 2009

El gordo

Quería hacer un gato rechoncho. La idea daba vueltas en mi cabeza y me puse a dibujar.

Este último boceto es el que más me convenció para llevarlo a la tela.




y por cierto, me gusta el trabajo terminado.


Primero imaginarlo, luego dibujarlo y por último alcanzar las expectativas puestas en el muñeco (cortar y coser, luego el relleno y finalmente los detalles) es algo difícil de explicar pero sinceramente muy gratificante.

miércoles, 17 de junio de 2009

La espera



Retomo la imagen del perro.
Busco una figura que espera, paciente, que caiga un hueso o algo.


Intento varios dibujos y la prueba en la tela, siempre manteniendo la simplificación de las formas. Sin resultados.





Termina por cansarme y abandono la idea.
Teniendo que presentar trabajos para la facultad me inclino por continuar una de las ideas que me llevo a hacer esto de los muñecos, la manera en que se muestran al público y que se dice con lo que se ofrece, acentuando mi mirada en la caja.
Para eso intento hacer un perro, lo dibujo directamente en la tela, corte y costura; luego lo pinto. Armo la caja y la lleno de colores y queda... casi terminada ( aclaro que no soy diseñador, estudio plástica, no se si se entiende).

Todo esto viene a cuento porque de esa experiencia vino aquello que estaba buscando hace tiempo.








Nota: la cajita feliz viene con un champú.